lunes, 23 de marzo de 2020

Sofía


Esta situación, que estamos viviendo todos en estos momentos, la estoy superando muy bien ya que me entretengo haciendo todas las tareas que han mandado y jugando con mi hermano en mi patio.
Yo me levanto a las 8:00 de la mañana, desayuno, me aseo y me pongo a estudiar. Primero enciendo el ordenador para ver si tengo algún Gmail nuevo, luego procuro seguir el horario del instituto siguiendo las asignaturas que me tocan; por ejemplo cuando toca lengua me pongo a hacer las tareas de lengua. Cada hora descanso 5 minutos y luego sigo haciendo las tareas, a las 11:30 tengo un descanso de media hora donde me tomo un bocadillo y veo la tele, después sigo estudiando. Cuando llegan las dos dejo de estudiar y preparo la mesa para comer con mi hermano, mi madre y mi padre, cuando terminamos de comer mí hermano y yo recogemos la mesa.
Por la siesta me pongo a jugar al ordenador con mi hermano hasta las cinco de la tarde, cuando llegan las cinco de la tarde me pongo a merendar. Cuando termino de merendar vuelvo a estudiar. Cuando llegan las 6:30 de la tarde me bajo con mi hermano y mi padre a hacer ejercicios, porque como estoy acostumbrada a entrenar por la tarde pues me bajo al patio. Cuando termino de entrenar juego con mi hermano al baloncesto  me lo paso genial. Después cuando terminamos de jugar nos subimos a la casa. Nos aseamos y cenamos, cuando terminamos de cenar yo me voy a mi habitación y me pongo con el móvil. Cuando son las 10:30 de la noche me voy a dormir. Y al día siguiente la misma rutina siempre, menos en el fin de semana que me levanto a las 10:00. 
La verdad es que yo no tengo ningún problema con la cuarentena porque me lo estoy pasando bien y no me aburro, pero si echo de menos salir a la calle y también no poder ir a entrenar a Pozoblanco.
Yo no salgo a la calle, me lavo las manos un montón de veces al día, todo eso por el coronavirus.
Lo mejor de la cuarentena es que a las 8:00 de la noche me salgo al balcón a aplaudir y a poner música con mi prima Carla, que vive enfrente. El primer día no salía nadie, pero ahora se asoma mucha gente y se ve que la calle se llena de aplausos, pero todavía falta mucha gente que no aplaude.





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